Sembradores de Fe y Vida

viernes, 8 de julio de 2022

Estilo de Vida del Cristiano en el siglo I y II

 


Epístola de Bernabé a la Iglesia del Primer Siglo

Escrita entre el año 70-79 D.C. Fue avalada por las Iglesia de los primeros siglos después.

Fuente: Los Padres Apostólicos.  J.B.Lightfoot¸ Editorial ( Clásicos Evangélicos) CLIE. Página 355-339

Los dos caminos

XVIII

1. Pues pasemos también a otro género de conocimiento y doctrina. Dos caminos

hay de doctrina y de potestad, el camino de la luz y el camino de las tinieblas. Ahora bien, grande es la diferencia que hay entre los dos caminos. Porque sobre el uno están apostados los ángeles de Dios, portadores de luz; sobre el otro, los ángeles de Satanás.

2. Y el uno es Señor desde los siglos y hasta los siglos; el otro es el príncipe del presente siglo de la iniquidad.

 

Descripción del camino

XIX

1. Ahora bien, el camino de la luz es como sigue: Si alguno quiere andar su

camino hacia el lugar determinado, apresúrese por medio de sus obras. Ahora bien, el conocimiento que nos ha sido dado para caminar en él es el siguiente:

 

2. Amarás a Aquel que te creo, temerás al que te formó, glorificarás al que te redimió de la muerte. Serás sencillo de corazón y rico de espíritu. No te juntarás con los que andan por el camino de la muerte, aborrecerás todo lo que no es agradable a Dios, odiarás toda hipocresía, no abandonarás los mandamientos del Señor.

 

3. No te exaltarás a ti mismo, sino que serás humilde en todo. No te arrogarás a ti mismo la gloria. No tomarás mal consejo contra tu prójimo. No consentirás a tu alma la

temeridad.

 

4. No fornicarás, no cometerás adulterio, no corromperás a los jóvenes. Cuando hables la Palabra de Dios, que no salga de tu boca con la impureza de algunos. No mirarás la persona para reprender a cualquiera de su pecado. Serás manso, serás tranquilo, serás temeroso de las palabras que has oído. No le guardarás rencor a tu hermano.

 

5. No vacilarás sobre si será o no será. No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano. Amarás a tu prójimo más que a tu propia vida. No matarás a tu hijo en (Aborto) el seno de la madre ni, una vez nacido, le quitarás la vida. No rehusaras poner tu mano sobre tu hijo o de tu hija, sino que, desde su juventud, les enseñarás el temor del Señor.

 

6. No serás codicioso de los bienes de tu prójimo, no serás avaro. Tampoco te juntarás de buena gana con los altivos, sino que tu trato será con los humildes y justos. Los acontecimientos que te sucedieren los aceptarás como bienes, sabiendo que sin la disposición de Dios nada sucede.

 

7. No serás doble ni de intención ni de lengua. Te someterás a tus amos, como a imagen de Dios, con reverencia y temor. No mandes con acritud a tu esclavo o a tu esclava, que esperan en el mismo Dios que tú, no sea que dejen de temer al que es Dios de unos y otros; porque no vino Él a llamar conforme a la persona, sino aquellos para quienes preparó su espíritu.

 

8. Comunicarás en todas las cosas con tu prójimo, y no dirás que las cosas son tuyas propias, pues si en lo imperecedero sois partícipes en común, ¡cuánto más en lo perecedero! No serás precipitado en el hablar, pues red de muerte es la boca. En cuanto puedas, guardarás la castidad de tu alma.

 

9. No seas de los que extienden la mano para recibir y la encogen para dar. Amarás como a la niña de tus ojos a todo el que te habla del Señor.

 

10. Te acordarás, de noche y día, del día del juicio, y buscarás cada día las personas de los santos. Ya en el ministerio de la palabra, y caminando para consolar y meditando para salvar un alma por la palabra, ya ocupado en oficio manual, trabajarás para rescate de tus pecados.

 

11. No vacilarás en dar, ni cuando des murmurarás, sino que conocerás quien es el buen pagador de tu galardón. Guardarás lo que recibiste, sin añadir ni quitar cosa. Aborrecerás hasta el cabo al malvado. Juzgarás con justicia.

 

12. No formarás bandos, sino que guardarás la paz, tratando (le reconciliar a los que luchan. Confesarás tus pecados. No te acercarás a la oración con una mala conciencia. Este es el camino de Vida.

 

 

El camino del "Negro"

XX

1. Mas el camino del "Negro" (Tinieblas) es torcido y lleno de maldición, pues es camino de muerte eterna con castigo, en que están las cosas que pierden el alma de quienes lo siguen: idolatría, temeridad, altivez de poder, hipocresía, doblez de corazón, adulterio, asesinato, robo, soberbia, transgresión, engaño, maldad, arrogancia, hechicería, magia, avaricia, falta de temor de Dios.

 

2. Perseguidores de los buenos, aborrecedores de la verdad, amadores de la mentira, desconocedores de la recompensa de la justicia, que no se adhieren a lo bueno ni al juicio justo, que no atienden a la viuda y al huérfano, que valen no para el temor de Dios, si no para el mal, de quienes está lejos y remota la mansedumbre y la paciencia, que aman la vanidad, que persiguen la recompensa, que no se compadecen del menesteroso, que no sufren con el atribulado, prontos a la maledicencia, desconocedores de Aquel que los

creó, matadores de sus hijos por el aborto, destructores de la obra de Dios, que se apartan del que está en necesidad, que oprimen al afligido, defiende a los ricos, juzgan injustamente a los pobres, pecadores en todas las cosas.

 

 

Exhortación final: proximidad del fin de las cosas

XXI

1. Es Bueno, pues, aprender las ordenanzas del Señor, todas las que se han mencionado antes y andar en ellas. Porque quien éstas cumplieren será glorificado en el reino de Dios; más quien escogiere lo otro, perecerá con sus obras. De ahí la resurrección, de ahí la recompensa.

 

2. Si tomáis de mí algún consejo de buena sentencia, yo suplico a los preeminentes: Tened entre vosotros a quienes hagáis el bien. No lo omitáis.

 

3. Cerca está el día en que todo perecerá juntamente con el maligno. Cerca está el Señor y su galardón.

 

4. Una y otra vez os lo ruego: Sed buenos legisladores de vosotros mismos, sed unos de otros consejeros fieles, arrancad de entre vosotros toda hipocresía.

 

5. Y Dios, que señorea todo el universo, os conceda sabiduría, inteligencia, ciencia, conocimiento de sus justificaciones y paciencia.

 

6. Haceos discípulos de Dios, inquiriendo qué busca el Señor de vosotros, y obrad de manera que seáis hallados en el día del juicio. 7. Y si hay algún recuerdo del bien, mientras todo esto meditáis, acordaos de mí, a fin de que también mi deseo y vigilia termine en algún bien. Os lo ruego, pidiéndoos gracia.

 

8. Mientras está todavía en vosotros el hermoso vaso, no desfallezcáis para ninguno de entre vosotros, sino inquirid continuamente estas cosas y cumplid todo mandamiento. Porque dignos son de cumplirse.

 

9. Por eso principalmente me apresuré a escribiros sobre lo que yo alcanzaba, a fin de alegraros.

Salud, hijos de amor y paz.

El Señor de la gloria y de toda gracia sea con vuestros espíritus. Amén.

 

 

Epístola de Diogneto a la Iglesia del Segundo Siglo

Escrita entre el año 150 D.C. Fue avalada por las Iglesia de los primeros siglos después.

Fuente: Los Padres Apostólicos.  J.B.Lightfoot¸ Editorial ( Clásicos Evangélicos) CLIE. Página 618-620 

 

Hoy Rescataremos unos artículos de la carta, en este caso veremos el énfasis del Comportamiento del Cristiano en el siglo primero en adelante y lo comparamos con este mundo actual.

 

5. Porque los cristianos no se distinguen del resto de la humanidad ni en la localidad, ni en el habla, ni en las costumbres. Porque no residen en alguna parte en ciudades suyas propias, ni usan una lengua distinta, ni practican alguna clase de vida extraordinaria. Ni tampoco poseen ninguna invención descubierta por la inteligencia o estudio de hombres ingeniosos, ni son maestros de algún dogma humano como son algunos.

 

Pero si bien residen en ciudades de griegos y bárbaros, según ha dispuesto la suene de cada uno, y siguen las costumbres nativas en cuanto a alimento, vestido y otros arreglos de la vida, pese a todo, la constitución de su propia ciudadanía, que ellos nos muestran, es maravillosa (paradójica), y evidentemente desmiente lo que podría esperarse. Residen

en sus propios países, pero sólo como transeúntes; comparten lo que les corresponde en todas las cosas como ciudadanos, y soportan todas las opresiones como los forasteros.

Todo país extranjero les es patria, y toda patria les es extraña. Se casan como todos los demás hombres y engendran hijos; pero no se desembarazan (abortan) de su descendencia.

 

Celebran las comidas en común, pero cada uno tiene su esposa. Se hallan en

la carne, y, con todo, no viven según la carne. Su existencia es en la tierra, pero su ciudadanía es en el cielo. Obedecen las leyes establecidas, y sobrepasan las leyes en sus propias vidas. Aman a todos los hombres, y son perseguidos por todos. No se hace caso de ellos, y, pese a todo, se les condena. Se les da muerte, y aun así están revestidos de vida.

Piden limosna, y, con todo, hacen ricos a muchos. Se les deshonra, y, pese a todo, son glorificados en su deshonor. Se habla mal de ellos, y aún así son reivindicados. Son escarnecidos, y ellos bendicen; son insultados, y ellos respetan. Al hacer lo bueno son castigados como malhechores; siendo castigados se regocijan, como si con ello se les reavivara.

 

Los judíos hacen guerra contra ellos como extraños, y los griegos los persiguen, y, pese a todo, los que los aborrecen no pueden dar la razón de su hostilidad.

 

6. En una palabra, lo que el alma es en un cuerpo, esto son los cristianos en el mundo.

El alma se desparrama por todos los miembros del cuerpo, y los cristianos por las diferentes ciudades del mundo. El alma tiene su morada en el cuerpo, y, con todo, no es del cuerpo. Así que los cristianos tienen su morada en el mundo, y aun así no son del mundo.

 

El alma que es invisible es guardada en el cuerpo que es visible; así los

cristianos son reconocidos como parte del mundo, y, pese a ello, su religión permanece invisible. La carne aborrece al alma y está en guerra con ella, aunque no recibe ningún daño, porque le es prohibido permitirse placeres; así el mundo aborrece a los cristianos, aunque no recibe ningún daño de ellos, porque están en contra de sus placeres. El alma ama la carne, que le aborrece y (ama también) a sus miembros; así los cristianos aman a los que les aborrecen.

 

El alma está aprisionada en el cuerpo, y, con todo, es la que

mantiene unido al cuerpo; así los cristianos son guardados en el mundo como en una casa de prisión, y, pese a todo, ellos mismos preservan el mundo. El alma, aunque en sí inmortal, reside en un tabernáculo mortal; así los cristianos residen en medio de cosas perecederas, en tanto que esperan lo imperecedero que está en los cielos.

El alma, cuando es tratada duramente en la cuestión de carnes y bebidas, es mejorada; y lo mismo los cristianos cuando son castigados aumentan en número cada día.

 

Tan grande es el cargo al que Dios los ha nombrado, y que no les es legítimo declinar.


Saludos y Bendiciones

Pr. Nelson Castellanos

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