Sembradores de Fe y Vida

jueves, 25 de septiembre de 2008

BUENA BATALLA DE LA FE, Septiembre 26


Centro Internacional Sembradores de Fe y Vida

Septiembre 26
BUENA BATALLA DE LA FE
Lectura bíblica: 2 Timoteo 4
Canción de meditación: La Victoria

2 Timoteo 4: 6,7 «Porque yo ya estoy para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla; he guar­dado la fe.»


Lo mismo que los soldados muestran sus cicatrices y hablan de batallas cuando al fin regresan a sus casas para pasar la vejez en su país, así también haremos nosotros en la patria querida a que nos apresuramos. Allí hablaremos de la bondad y fidelidad de nuestro Padre Dios, que nos llevó por medio de todas las pruebas del camino. A mí no me gustaría estar con el vestido blanco de huésped y oír decir: «Estos son los que han venido de grande tribulación, todos excepto uno».

¿Te gustaría estar allí y que fueses señalado como el único de sus hijos que nunca conoció un sufrimiento? ¡De ninguna manera! Porque entonces serías un extranjero en medio de una hermandad sagrada. Nos contentaremos con participar en la batalla, porque pronto llevaremos la corona y nos regocijaremos en la victoria. — C. H. Spurgeon.

«¿Dónde fuiste herido? —preguntó el cirujano a un soldado que trajeron desde la montaña de Lookout.... «Casi en lo alto», respondió.
El heroico soldado olvidaba su herida sangrante y la parte de su cuerpo afectado por ella, que el cirujano quería se le indicase, obsesionado por la idea de haber ganado las alturas.

Marchemos adelante con los más heroicos esfuerzos para servir a nuestro hermano Mayor el Señor Jesucristo y no descansemos hasta que podamos gritar desde la misma cima: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe...» No descanses hasta que termines la obra que Papá Dios te ha mandado hacer. El reposo que Papá Dios tiene para ti guardado es Eterno.
El Señor no se fijará en tus medallas, títulos o diplomas humanos, sino en las marcas o cicatrices que dejarán en tu alma las circunstancias dolorosas de tu vida.

El trovador cantaba acerca de su héroe antiguo: «No llevaba ningún otro ornato sino su espada llena de hendiduras producidas al choque de otras espadas».
Ningún hijo de Dios puede buscar una condecoración de honor más noble que las cicatrices de su servicio, las pérdidas por su causa, los reproches sufridos por amor a ese sufrimiento que tuvo su Hermano Mayor, por dar su vida por la nuestra.
De «Manantiales en el Desierto».

Lecturas bíblicas: 2 Timoteo, 4
Para su comodidad le dejo el link: un click.
http://www.biblegateway.com/passage/?search=2%20Timoteo%204;&version=59;

Bendiciones en este día
Gracia y Vida
Rev. Nelson Castellanos T.
Centro Internacional Sembradores de Fe y Vida.
Colombia - Bogotá D.C.

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